lunes, 18 de mayo de 2015
Es la figura de Guaviare en el fútbol playa
Prensa Coldeportes
Mientras sus compañeros festejaban, los abrazos iban y venían y se edificó una montaña humana sobre plena cancha de arena, él corrió raudo a saludar al entrenador del rival y también a varios que tuvieron que sentarse para soportar el desconsuelo de perder la posibilidad de disputar la final del fútbol playa en los II Juegos de Mar y Playa.
Fue más que un gesto de hidalguía. Omar Julián Guevara, el 10 y figura de Guaviare, quiere la medalla de oro que buscará este miércoles frente a Bolívar en el multipropósito de Bocagrande, pero también le duele haber sido el verdugo de Meta, al que eliminó en semifinal en definición por penaltis. ¿La razón? Vive en Villavicencio, donde practica a diario con varios jugadores del seleccionado llanero, que al igual que el DT y su asistente, integran la Selección Colombia de la disciplina.
Él también hace parte del equipo nacional que disputó en abril pasado el Suramericano de la modalidad, cuya sede fue Manta, Ecuador. "No nos alcanzó para clasificar al Mundial, pero se viene haciendo un gran proceso al mando de los profesores John Jairo Gómez y Giovanni Manrique". La revancha parece llegarle en Cartagena.
La fortaleza con que impacta la pelota Molten en la arena, fue la que quiso transmitirles a Santiago Riascos, Jeison Levid Sánchez y Jeisson Larrahondo, sus compañeros de Selección que tendrán que conformarse con la medalla de bronce de las justas, si Meta supera en juego de tercero y cuarto a Magdalena.
"Convivo con ellos, son muy buenos amigos y resultó duro en lo emocional ganarle a la familia porque es una que armamos en Villavicencio. Fueron sentimientos encontrados, pero esto es fútbol y uno se entrega por la camiseta que viste", dijo con algo de resignación Ortega, al que pocos referencian por su nombre y menos de apellido en la cancha.
En el fútbol playa de Colombia sí saben quién es ‘Paturro’. "Me dicen así desde niño porque siendo muy pequeño jugaba al lado de grandes que me buscaban para los partidos. Era el ‘paturrito’ de los equipos y así me quedé", explica este estudiante de séptimo semestre de ingeniería ambiental de la Unimeta.
De las orillas del río Guaviare al mar cartagenero hay mucha diferencia. "La arena es distinta, ésta es más sólida por ejemplo", reconoce Omar, que hoy más que nunca siente que el largo viaje valió la pena. "Fueron 10 horas en bus hasta Bogotá y luego sí tomamos un avión para llegar hasta acá. Largo, pero es el esfuerzo de meses", recordó.
Tampoco olvida cuántos sacrificios se hacen para acariciar el éxito… "Todos tenemos que levantarnos muy temprano, tipo 5 de la mañana, para entrenar y luego sí dedicarnos a nuestras actividades, entonces todo eso se premia, ojalá con el oro".
Quiere ganar los Juegos. Eso está claro. Como su fútbol mismo. Y de hacerlo, se lo ofrecerá a Guaviare, la tierra que lo vio nacer, pero otra parte de la dedicatoria irá para Meta, algo más que su segunda casa.
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