jueves, 15 de septiembre de 2016
El atleta y campeón en Supérate Intercolegiados le dio a Colombia la décima medalla en los Paralímpicos de Rio
Equipo de prensa Coldeportes- Comité Paralímpico Colombiano
Los casi 50 metros del lanzamiento que lo llevó al podio es una distancia tan considerable como el salto que dio de la pista al campo de juego. Luego de ser campeón nacional en el Programa Supérate Intercolegiados de Coldeportes a finales del año pasado, le apostó todo su talento y esfuerzo al lanzamiento de jabalina. Y no se equivocó al hacerlo.
Luis Fernando Lucumí entró este jueves a la historia del deporte colombiano por la puerta grande. La plata obtenida en Rio aparte de darle la décima medalla al país y reteñir en mayúscula que es la mejor actuación del país en los Juegos Paralímpicos, es un ejemplo de proceso que nació en las aulas.
En noviembre pasado se coronaba campeón nacional en el Programa Supérate Intercolegiados en representación de la Institución Educativa Técnico Senon Fabio Villegas de su natal Villarica en Cauca y hoy, 10 meses después, se instala en la élite del paralimpismo. Aunque en Bogotá se impuso en la pista, al hacerse inalcanzable en las pruebas de los 100 y 200 metros, mientras en Brasil la gloria vino a hacerle un guiño en el lanzamiento de jabalina F38.
¿Cómo explicar un cambio así? Nadie más indicado que Alonso Mina, su metodólogo y testigo directo de la gesta en Rio. "Al haber participado durante varios años en el deporte convencional, como atleta tiene una capacidad impresionante para afrontar cualquier competencia", explica el especialista graduado de la Escuela Nacional del Deporte.
Lo admira como deportista, pero más aún por su nobleza y disciplina. "No es fácil pasar del sector convencional al paralímpico, pero él lo hizo con determinación y humildad para hacerlo aún más admirable. Se sometió a una revisión de la parte motora que detectó parálisis cerebral y fue así como hace año y medio arrancó el proceso para los Juegos", destaca quien es uno de los mentores del medallista. (Escuchar audio)
Mina le detectó tanto potencial, que fue hasta Villarica a convencer a sus padres y entrenador, que casualmente lleva el mismo nombre y apellido del atleta, para que permitieran su traslado a Cali, donde encontraría todo lo necesario para desarrollar sus condiciones.
La Federación Colombiana de Parálisis Cerebral, el Comité Paralímpico e Indervalle le garantizaron una concentración adecuada y los resultados no tardaron en aparecer. Oro en el Open de febrero en Cali, con récord americano incluido y luego el Grand Prix Internacional de Dubai, donde aseguró su clasificación funcional.
Antes de llegar a Rio el triunfo empezaba a coquetearle. Y él le correspondió. Luis Fernando Lucumí estaba emocionado en el podio paralímpico, donde lanzó sonrisas primero y luego dedicatorias. A sus padres, amigos, a su tocayo entrenador en Villarica, a Alonso por supuesto, pero también recordó mucho a Dora Barreto y Freiman Arias, sus entrenadores en pista y lanzamiento de jabalina, respectivamente.
Al bajarse del segundo peldaño la emoción seguía reinando en el joven que acaba de estrenar la mayoría de edad. Pero hubo un sentimiento superior, el de la superación y ya advierte que a Tokio 2020 irá por el oro. Mina no sólo lo apoyará, también está convencido de que hará realidad ese sueño.
Y no hay nada mejor que alimente esa ilusión, que lo hecho hoy en Rio… "El lanzamiento estaba para 46 o 48 metros, pero le mete tanto coraje a lo que hace, que siempre va por más. Fueron 49,19 metros y pudieron haber sido 50 para el primer lugar, pero ya vendrá".
Lo mismo debe pensar el nadador Nelson Crispín, que le dio la undécima medalla en los Paralímpicos a Colombia, al lograr plata en los 100 metros pecho SB6. Es el segundo podio para el deportista, que también había sido segundo en la final de los 50 metros libre S6.
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